Todo sucede durante el asedio de la ciudad de Bra en el norte de Italia el 29 de diciembre de 1336. Egidia Mathis, que estaba embarazada, escapaba de unos soldados que querían abusar de ella. Desesperada corrió hasta la ermita de la Virgen para refugiarse entre los ciruelos silvestres ("prunus spinosa") que allí crecían; pero como era invierno todo estaba cubierto de nieve y sin hojas. Al implorar la protección de la Virgen los ciruelos florecieron de modo que Egidia pudo camuflarse entre las flores y la nieve y allí mismo dio a luz a su hijo. Lo más interesante es que esos ciruelos siguen floreciendo en cada invierno y lo vuelven a hacer en primavera para dar fruto.
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